¿Es la energía hidroeléctrica realmente limpia?
El proyecto de energía hidroeléctrica en la Cuenca del Río Reventazón es un proyecto de gran magnitud a cargo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y que pone en cuestionamiento si la energía hidroeléctrica es realmente limpia.
La construcción de este proyecto inició en el 2010 para generar energía hidroeléctrica desde la cuenca del río Reventazón, no solo ha representado alzas en las tarifas actuales, sino que arrastra desde el 2016 cuestionamientos en materia financiera y ambiental.
Se trata de “la segunda obra de infraestructura más grande de Centroamérica, después de la ampliación del Canal de Panamá”, según definió el ICE durante su presentación. Requirió gran cantidad de recursos para su construcción, y ha tenido un precio ecológico alto también.
¿Energía limpia?
Si se compara con la quema de combustibles fósiles, la energía hidroeléctrica se consideraría limpia, pero el impacto de construir no solo una represa, sino varias (sumando hasta 15 en un futuro próximo) en la cuenca del Reventazón, es preocupante: Ecosistemas alterados o en peligro, migración animal bloqueada, derrumbes por extracciones no autorizadas de materiales y planes de reforestación sin cumplir, son varios de los hechos que afronta el país.
Además de la gran cantidad de proyectos en una sola cuenca, los ambientalistas detectaron en el embalse del P.H. Angostura, a escasos 50 Km del P.H. Reventazón, otra amenaza relacionada con los lirios de agua, ya que son plantas invasoras que crean un ambiente hostil a las otras formas de vida y acelera la emisión de gases de efecto invernadero. Lamentablemente no se acudió a la alerta y el hecho se sumó a la lista de impactos negativos.
Es así como el mismo año de completada la construcción iniciaron las demandas. “Tenemos evidencia de que este material vegetal no se removió, simplemente se inundó y eso es una acción irresponsable, un incumplimiento con el Estudio de Impacto Ambiental y con los compromisos asumidos con los bancos internacionales que financiaron parcialmente el proyecto.” Expresó Ronny Monge, exdiputado que dio seguimiento amplio a las irregularidades de este proyecto.
El impacto en la economía desde que los costos de la construcción se duplicaron y los cálculos reportados no coincidían, según un informe de omisiones, se ha traducido en tarifas más altas del servicio. La compra de energía a proveedores privados durante épocas secas también ha aumentado los gastos del ICE, lo cual cancela el propósito de generar su propia energía, y aunque afirman que sí reforestarán, las soluciones podrían ser más prácticas.
Las inconsistencias fueron detectadas desde las etapas previas a la construcción. En el 2008 la institución inició el proceso para gestionar los permisos ambientales del proyecto hidroeléctrico y reportó un costo de $757 millones, al cual se le sumaron $810. La evaluación del inversionista también presentó irregularidades, proyectando gastos mínimos e ingresos futuros sobreestimados.
Durante sus dos años de operación se percibió apenas un 47% del rendimiento esperado, y a esto se le suman los costos de fallos encontrados desde antes de la inauguración. Los informes circulan y otros desaparecen, aumentando las dudas sobre el uso adecuado de los recursos que están siendo reclamados por el ICE a la Aresep.
Un proyecto para generar energía que ha demostrado no ser tan amigable con el ambiente y que alcanzó un costo de $1.567 millones, aún sin justificación clara, no da esperanzas de un futuro rentable y muchas comunidades que aún se ven amenazadas por estas represas y las que vienen, ven su condición peligrar ante la desatención de las alternativas verdaderamente amigables con el ambiente. Se ha mencionado que acudir a otras fuentes de energía como la solar es una idea que ya es posible, y con la que además los costarricenses se beneficiarían económicamente.
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