Primeras investigaciones:

En términos globales, y según dos artículos de investigadores en Norteamérica comentados en el sitio Mother Jones, la energía solar aún no está siendo aprovechada de manera significativa, y ante la urgencia de detener el impacto del cambio climático la contribución del sol tendrá que aumentar drásticamente. Pero, ¿dónde poner tantos paneles?

Se han estado evaluando las condiciones ideales para que los paneles solares trabajen con la máxima eficiencia y se confirmó que las altas temperaturas con el aire seco de tierras áridas no les favorece, por lo que los desiertos no serían la primera opción.

Estas investigaciones estuvieron a cargo de un equipo de Oregon y Utah, y el otro de la Universidad de Arizona, y descubrieron que un tipo de paisaje muy diferente tiene más sentido para cosechar energía solar: la tierra actualmente ocupada por granjas de alimentos.

Descubrimientos

Tal paisaje cuenta con los ingredientes precisos para que los paneles fotovoltaicos convierten la luz en electricidad de manera más eficiente: tierra que recibe mucho sol, temperaturas moderadas, vientos suaves y poca humedad. Pero además revelaron que el proceso llamado transpiración, refresca a los paneles. “Cada vez que las plantas abren los poros para dejar entrar el dióxido de carbono para la fotosíntesis, el agua se escapa”, explicaron en el reporte final.

Agregaron que al levantar los paneles del suelo queda espacio para que sea aprovechado en cultivos, los cuales recibirán el efecto de sombreado, que los puede ayudar a reducir el estrés por calor; La cubierta también ahorra agua en la agricultura al reducir la evaporación.

Los estudios de Greg Barron-Gafford, líder del equipo de la Universidad de Arizona, aplicados en tomates y chiles, confirmaron también los beneficios y hasta vieron triplicadas las cosechas. La sombra ayudó a los cultivos a prosperar y las plantas a enfriar los paneles, aumentando su productividad.

La relación también benefició a los paneles: “A lo largo de la temporada de crecimiento, los paneles fotovoltaicos colocados sobre los cultivos fueron significativamente más fríos que sus pares colocados sobre el suelo desnudo, y como resultado produjeron aproximadamente un 3% más de electricidad.”

La hipótesis inicial que dirigió estas investigaciones surgió ante la limpieza de vegetación que se realiza en las instalaciones de paneles a gran escala y el calor que se genera, ante esto experimentaron activando el efecto de transpiración.

¡La cosecha de alimentos y la solar pueden coexistir!

Los retos que enfrentaremos serán los de llevar esta cultura consciente al cambio climático a aplicarse a los campos fértiles, poniéndoles prácticamente bloqueadores solares, un cambio práctico y necesario.

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Toda la información compartida por este medio se extrajo de Mother Jones.